
“Son casi las seis y aún no pesco nada. Llevo una hora intentando trolear. Hay poca brisa. Para que pinchen la carnada el anzuelo debe ir moviéndose, como si de verdad un pequeño pez nadara cerca de la superficie. Tres o cuatro nudos habrían estado bien para crear la ilusión, pero no tengo suerte. La vela está deshinchada y el bote no se mueve, solo flota”.
“La noche anterior a mi primera lectura en público no dormí bien. Me la pasé imaginando embarradas mías que más que imaginaciones eran presentimientos que tenían todo el derecho y toda la razón de instalarse en mi cabeza. Me conocían de tanto andar conmigo para toda parte viéndome hacer el ridículo”.
“Mi hijo me trajo corriendo de la mano hasta este almendro. —Un búho mamá, un búho—. Alumbra con su linterna las ramas más altas y la luz es un círculo que se pasea. El búho se ha ido pero él no deja de buscarlo. Sabe que allá arriba siempre hay algo vivo aunque no podamos verlo. No importa lo fácil, no importa lo cerca, que esté todo de perderse”.
"No puede escribirse un grito, no puede ponerse en el papel. Ni imprimirse ni decirse, ni cantarse, ni expresarse con señales de humo o lenguaje para sordos. El grito se grita. Si no, sería un falso testimonio. Poema del libro Medellín City Punk".
"Abajo reniega Serafín, el agrio perroespín".
“Montevideo era una ciudad que no conocía, en un país que nunca había visitado. Atravesar el Río de la Plata aquella mañana se le parecía a ese cuento de Clarice Lispector en el que una mujer un día sale de casa resuelta a dejarlo todo. Cruzar el Río de la Plata en ese buque a todo vapor era ya como beberse un tango a la hora del café. En la ventana Buenos Aires se alejaba cada vez más, en una continua murmuración de espuma, mientras que Montevideo empezaba a insinuarse en un concreto aún muy lejano”.
“Hasta hace un rato dormías a mis pies; ahora estoy en mi mesa, y tú en la ventana. Desde la altura reconoces el terreno, sincronizas las orejas con los movimientos de afuera. El aire frío viene a tu encuentro y te actualiza en novedades. ¿Qué nos une? ¿Qué te impulsa a estar cerca de mí? ¿La comida que te doy por la mañana? ¿Las caricias cuando tomas posesión de mi pecho?”.
"Ya será difícil conciliar el sueño
Aún siento mis dedos desplazarse
por tu pelo revuelto y tu continente mohíno".
“Tengo nublado el ojo izquierdo desde hace días. Es como una mancha blanca que no deja ver bien. Y me da migrañas. A veces, con el sol picante de las tardes que se estalla contra el cemento, se despiertan unos dolores horribles que me obligan a encerrarme en la oscuridad y el calo de mi cuarto. Encerrarme a esperar”. Fragmento de Malas Posturas".
“En la cancha de microfútbol amarrados en los alambres de la luz unos guayos negros cuelgan como pájaros ahorcados, endurecidos por el tiempo".
“Los niños encuentran tesoros en cualquier rincón, al fondo de un armario o dentro de un cajón. Pero luego crecen y sus tesoros se llenan de polvo, se van olvidando poco a poco y se pierden… hasta que otro niño los encuentra de nuevo. Los adultos nunca vemos los tesoros, a veces alcanzamos a descubrir un pedacito, un brillito que se filtra entre las citas, las tareas, las reuniones, las cuentas por pagar, las llamadas por hacer o el trabajo, pero nunca lo vemos completo, nunca lo descubrimos”.